La iglesia, declarada Bien de Interés Cultural data de mediados del siglo XVIII y en su interior conserva varias obras artísticas de gran valor, como el Cristo de los Niños, del siglo XVII, así como un magnífico órgano de principios del XIX. El reloj de su torre es el de uso público más antiguo de Madrid.
El “Cristo de los Niños”
Es un crucificado de estilo barroco, datado a mediados del siglo XVII, y relacionado estilísticamente con la producción de talleres castellanos, derivados de la escuela de Gregorio Fernández, en el que se muestra a Cristo tras haber expirado, con rostro sereno y anatomía contenida y clásica.
A los pies del crucificado se halla la Urna con las reliquias de San Valentín.
Urna con las reliquias de San Valentín
Una urna de madera dorada y cristal, de estilo rococó, en cuyo interior se aprecia una calavera, un par de tibias y varias osamentas más de origen indudablemente humano; un rótulo escrito en su basamento nos advierte que nos hallamos ante las reliquias de “San Valentín Mártir, Ob. Patrón de los Enamorados”.
Las reliquias del santo fueron un regalo del Sumo Pontífice al Rey Carlos IV, que terminó donándolas a los escolapios, por ser el monarca patrón del templo de San Antón.
Durante el régimen del Partido Nacional Fascista en Italia (1922-1945), a iniciativa de su primer ministro Benito Mussolini, se realizaron grandes obras de reforma y modernización viaria en la ciudad de Roma. Una de ellas, consistió en la apertura de la célebre Vía de la Conziliacione, que dota a la Plaza de San Pedro de la Ciudad del Vaticano de una perspectiva incomparable. Pero, al igual que ocurrió con la apertura de la Gran Vía en nuestra ciudad en el primer tercio del siglo XX, hubo que derribar, aparte de caserío no relevante, palacios aristocráticos e iglesias. Uno de los templos que desapareció fue, precisamente el de San Valentín.
Replica de Goya
El lienzo de Francisco Javier de Goya y Lucientes (1746-1828) “La última Comunión de San José de Calasanz”, estuvo en la iglesia hasta su traslado al Museo Escolapio de Madrid, sito en la C/ Gaztambide, 65. Hoy observamos una copia bastante fidedigna.
Encargado por los escolapios al genial artista, fue pintado en 1819, cobrando por él un total de 16.000 reales. No obstante, Goya, antiguo alumno del colegio de los escolapios de Zaragoza, finalmente devolvió parte de dicho importe por los buenos recuerdos que le inspiraba esta fase de su vida como estudiante. La presente obra está inspirada en “La última Comunión de San Jerónimo”, pintada por el italiano natural de Bolonia “Domenichino”(Domenico Zampieri, 1581-1641).
En la obra de Goya podemos observar al muy anciano José de Calazanz (91 años) recibiendo arrodillado la comunión de manos de un sacerdote, observado por varios religiosos de su orden, y los pequeños alumnos del colegio. Es una bella pintura tenebrista, en la que los estudiosos han querido ver una influencia del estilo de Rembrandt.
San José con el niño
El retablo barroco de San José (Siglo XVIII), que alberga hornacina con escultura de San José con el Niño de indudable categoría artística, y datado en el siglo XVII, es atribuida a Sebastián Herrera Barnuevo (1619-1671), en el que destaca el modelado del manto de José; con el brazo izquierdo sustenta al niño, mientras camina apoyándose en su báculo, ornado de lirios como símbolo de castidad.